“Que me dé una mano la Rodenas…”, la frase que retumba en Santa Fe

Un audio que se oyó en una audiencia por narcotráfico y asociación ilícita hace mención a la vicegobernadora electa.

Esteban Lindor Alvarado, es un nombre que resuena hace un tiempo en Santa Fe. Acusado de liderar una asociación ilícita, y con varias causas en su haber, el viernes pasado se presentaba en la sala de audiencias esposado, con chaleco antibalas y barba prolija. A la derecha y a la izquierda de quienes muchos sindican como un pesado del mundo narco local, se ubicaron policías también detenidos y acusados de integrar la organización delictiva en Rosario. Sólo uno salió en libertad tras acordar una caución de 3 millones de pesos.

El viernes se inició un largo trámite judicial para imputar distintos delitos a cuatro jefes de las fuerzas provinciales y a un abogado, y ampliar los cargos contra otros cuatro miembros de la banda, uno de ellos también policía. En la primera jornada, que continúo este sábado, se mencionaron maniobras fraudulentas con propiedades, terrenos y hasta caballos de carrera pura sangre compartidos entre delincuentes y uniformados.Se escucharon audios vinculados con una antigua causa por el robo y desguace de automóviles, episodios por los que Alvarado ya había sido condenado y que permiten situar el comienzo de las operaciones del grupo en junio de 2012.

La nueva audiencia imputativa se produjo luego de resonantes allanamientos ocurridos el jueves: cuatro policías, un abogado y la mano derecha de Alvarado fueron detenidos. Al ladrón de autos ya condenado por la Justicia bonaerense como parte de la banda de «Los Rosarinos» se lo señala como el líder de otra organización encargada de cometer robos, amenazas, atentar contra objetivos judiciales y asesinar al prestamista Lucio Maldonado, entre otros delitos. Incluso lo acusaron de privar de la libertad a personas de su organización para que no generen problemas a otros miembros del grupo.

Para estos movimientos era clave la protección policial. “Un permiso estatal contrario a la ley”, de acuerdo a los fiscales Matías Edery y Luis Schiappa Pietra. Los agentes se encargaban de brindar impunidad aportando información reservada, desviando investigaciones y evitando operativos contra el grupo. A los cuatro policías detenidos el jueves los señalaron por integrar o participar en la asociación ilícita.

En el caso de Gustavo Spoletti, el único policía que recuperó la libertad, se lo ubica como partícipe de una maniobra ilícita para justificar ingresos que le permitieran edificar una casa. Esa acción tuvo la participación de Jorge Benegas, una pieza clave del grupo a la que el viernes se le amplió la imputación de hechos. Si bien ya estaba imputado en la causa, se lo detuvo nuevamente el día anterior para reacusarlo y establecer ahora su rol como organizador de la asociación ilícita. “Era la persona de confianza”, plantearon los investigadores sobre cómo impartía las órdenes de Alvarado. Desde ese lugar de privilegio mantenía contacto con policías, prestaba su nombre para distintas maniobras económicas y disponía acciones violentas.

El imputado más resonante es el abogado de Alvarado, Claudio Tavella. La Fiscalía lo acusó de “usufructuar ilegalmente el título y cargo” para acceder a información, manipular bienes y recursos, “excediendo el ejercicio de la defensa técnica” y “oficiando como soporte estable” de la estructura criminal. Entre otras maniobras se lo acusó de utilizar bienes ilícitos, fraguar documentación para ingresar un herido en el hospital con identidad falsa e intentar sobornar a policías de San Isidro cuando Alvarado cayó el 3 de agosto de 2012 por el robo de automóviles.

Para avanzar en las nuevas detenciones y ampliar las nuevas imputaciones fue clave utilizar las grabaciones de 150 discos compactos utilizados en la causa que se desarrolló en San Isidro contra Alvarado. Aquella investigación se resolvió a través de un procedimiento abreviado que le permitió al presunto narcotraficante salir en libertad condicional en 2016.

“Advertimos que teníamos por delante una estructura criminal mucho más robusta que al momento de salir a buscar a Alvarado. El nivel de complejidad de esta organización era mucho más importante”, explicaron los fiscales durante la audiencia. Al líder del grupo lo cercaron a partir de que dispusiera matar a Maldonado, quien aparentemente falló en algunos negocios ordenados por la organización.