La provincia descartó la vuelta de las clases presenciales en Rosario y Santa Fe

La ministra de Salud de Santa Fe, Sonia Martorano, aseguró que hasta que las ciudades y zonas de influencia no dejen de estar bajo «alerta epidemiológica» la modalidad educativa continuará siendo virtual.

El gobierno provincial descartó la posibilidad del retorno de las clases presenciales en las escuelas de Rosario y Santa Fe, debido a que las ciudades todavía se encuentran catalogadas como en «alarma sanitaria» por los índices de contagios de coronavirus y ocupación de camas en hospitales.

“Hay dos índices que nos da Nación, que tienen que ver con la incidencia y la ocupación de camas, cuando vos estás con una ocupación de camas mayor al 80% y claramente estamos en ese porcentaje, y una incidencia, que es la cantidad de casos cada 100 mil habitantes en los últimos 14 días mayor a 500, no podés tener presencialidad porque estás en alarma sanitaria”, explicó la ministra de Salud Sonia Martorano.

De esta forma, le puso paños fríos al entusiasmo que habían mostrado los gremios docentes y los gobiernos municipales de cada distrito sobre un posible regreso a la presencialidad, a raíz de la baja de nuevos casos.

Cabe destacar que esta semana se reanudó la presencialidad escolar en 253 localidades de la provincia (147 el lunes y 106 el miércoles) donde las condiciones epidemiológicas lo permitieron.

Las declaraciones de la titular de la cartera de Salud también llegaron en respuesta al recurso de amparo presentado ante la Justicia Federal por un grupo de padres de 130 alumnos de Rosario, pidiendo por la vuelta a las clases presenciales en todos los niveles educativos.

“Queremos volver a la presencialidad, la infraestructura está preparada, he recorrido las escuelas personalmente, y los niños se cuidan más que los adultos, y eso es muy gratificante, quizás porque han convivido, se han criado con enfermos de Covdi, la preocupación es con el afuera”, expresó Martorano.

No obstante, desde el gremio Amsafé manifestaron que aún es posible volver a la presencialidad antes del comienzo de las vacaciones de invierno, siempre y cuando los índices de contagios y ocupación de cama continúen con una tendencia a la baja.